sábado, 30 de septiembre de 2023

Alcalá de los Gazules en la Encuesta del Ateneo (y VII)



F) CEMENTERIOS

a) Lugar en donde están situados

    El cementerio construido en 1800, esta situado como á doscientos metros del pueblo, en la parte Norte, á media ladera de un cerro llamado La Coracha.

b) Si se observa en ellos alguna orientación determinada

    El cementerio se halla admirablemente orientado pues sus emanaciones van en sentido contrario al pueblo, resguardado por la Coracha, en lugar solitario que para ningun predio es camino.

c) Disposición interior

    El Cementerio es un patio cuadrado pequeño para las necesidades del vecindario

1) Clases de sepulturas y cuáles son las más usuales

    El cementerio tiene algunos panteones de familia, cinco filas de nichos y muchas sepulturas en el suelo.

2) Lápidas, cruces y demás signos de indicación de la sepultura. Adornos de la misma. Osarios

    Las lapidas de los nichos son de marmol blanco y algunas de madera con inscripciones corrientes, desde que se mandó que fueran revisadas en el municipio para cortar disparates.

    Algunas contienen toscos crucifijos é imágenes (por cierto prohibidas en estos lugares) que por lo mal trazadas y esculpidas debian desaparecer.

    Entre las composiciones que se colocaron antes de la previa censura, merecen citarse las dos siguientes

A tu familia dejaste
El dia ocho de Abril
¡Que dolor, Domingo Cid!
que el ochenta y dos pasaste
Dentro del templo espiraste
Haciendo á Dios reverencia
Tu viuda con frecuencia
y tus hijos con desvelo
Le ruegan al Dios del cielo
te coloque en su presencia
¡Ay que padre!....

Es como la siempreviva
Madre de nueve y esposa
Murió de cincuenta arriba
Esta mujer virtuosa.

    Hay un osario común que se llama carnero.

1) Inscripciones y alegorías de la muerte

    El cementerio no tiene más que una cruz sobre la puerta de entrada.

2) Si es costumbre empotrar en las tapias huesos y calaveras

    No hay esta costumbre.

e) Ideas populares respecto de este sitio; fuegos fatuos, etc

    Sobre los fuegos fatuos no tienen idea la mayoria de los vecinos de que son efectos del fósforo de los huesos, y por esta razon y por el pavor que despiertan estos sitios nadie quiere ser vigilante de comunes de aquel parage solitario, pues ni aun el sepulturero vive allí, de modo que hay que confiar su desempeño á gentes de corazon. Y como prueba de ello voy á consignar una anecdota curiosa ocurrida hace muchos años.

    Falleció una pobre hortelana, madre de seis hijos, y una vez enterrada, preguntó el viudo á su hija mayor, que donde tenia guardados su madre, los seis mil reales, que constituian toda la fortuna de la familia. Quedose perpleja la hija y el padre anonadado, cuando la niña dijo que su madre guardaba los billetes en el zagalejo, y que á ella, con la pena se le olvidó recogerlos, al amortajar con él á la madre.

    Con gran misterio fué aquella tarde el padre á ver á un Señor, muy amigo suyo, hombre de saber y de mundo, al que le contó su historia y le pidió consejo.

- Dos caminos, -le dijo- puedes seguir: Es el uno, por cierto el legal, que consiste en dar parte al Juzgado municipal, el que á su vez lo hará al del 1ª instancia de Medina-Sidonia, sin perjuicio de poner plantones á tu costa, en el cementerio, y asi que la autoridad superior lo determine, procederán á la exhumación.

    Una vez practicada ésta, se incautará el Juzgado de tu dinero, si no ha sido antes castrada la colmena; asi que se terminen las diligencias y recaiga auto y se cobren las costas, te darán lo que quede en caso de que quede algo. El otro -y esto lo dijo bajando la voz- y te advierto que como algo se sepa, antes de que tu me empapeles, te empapelo yo, negando todo esto que ahora te digo; consiste en que tú y un albañil, ó mejor, tu solo, si tienes valor para ello, saltes esta noche las tapias del cementerio, y despues de recuperar tus billetes, tapes con yeso los ladrillos del cañon y te vuelvas á tu casa como si tal cosa hubieras hecho; sin haber cometido delito, porque has ido por lo tuyo, antes de que sea heredero el Banco de España ó un tercero; y sin profanación ni sacrilegio; porque no violas la sepultura con fin siniestro, sino por recuperar el pan de tus hijos.

    Llegada la noche, y siguiendo el segundo consejo, que le pareció más breve y eficaz, asaltó las tapias, abrió el cañón, sacó la caja, descosió el zagalejo y recuperó el fajo de billetes; colocó ataud y ladrillos en la misma forma que estaban antes y volvió á la tapia para regresar al pueblo. Pero es el caso, que al pié de la tapia, estaba á la sazón el vigilante de comunes, hombre temible por sus antecedentes penales y valor probado y fué preciso esperar. Ocurrió, al poco rato, que el vigilante, cansado de estar de guardia y sin darse cuenta de que hablaba solo, dijo en voz que oyó el otro sujeto - Pues señor, verdaderamente, que á estas horas, ¿quien va á venir?...... La noche está fresca, y lo mejor será irse á descansar - y diciéndo y haciendo, todo fué uno.

    El viudo que oyó esto y reconoció perfectamente al vigilante, desde la altura en que estaba encaramado le dijo:

- Esperate Pepe, y nos iremos juntos.

Vuelve la cara el aludido, divisa entre la oscuridad de la noche, en lo alto de los nichos á aquel aparecido; y olvidándose de su brillante historia, de su valor probado y acometido de dolores de vientre precursores de tormenta que se deshace en lluvias, emprende veloz carrera, por la cuesta de S. Vicente en dirección al pueblo. Aterrado el viudo, pensando que el vigilante iba á dar parte, salta al campo y emprende vertiginosa marcha en pós del otro diciéndole

- Pepé espérate,…... Pepe espérate…… Pero, Pepe, ¡que si quieres!.... más y más corrio; hasta que llegan casi á la par á la plaza de Collados, y á la misma puerta de la casa del vigilante: Trata éste entónces de abrir la puerta, pero tarda en dar con la llave, no acierta con la cerradura y por último no dándole tiempo á otra cosa, saca la navaja y se vuelve á matar al alma en pena y no hay duda que lo mata, si el otro no acierta á darse á conocer y le cuenta el motivo de su aparición.



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