sábado, 28 de octubre de 2017

Eléctrica Nuestra Señora de los Santos. Una empresa centenaria (II)



3.- La generalización de la luz eléctrica y los primeros problemas con el Ayuntamiento.

      Decimos bien, tenuemente, porque las lámparas eran de sólo 5, 10 o 16 vatios y no podían estar en uso a cualquier hora sino sólo desde media tarde hasta la media noche en que la fábrica suministraba fluido, porque pese a la modernidad del servicio, la electricidad no se distribuía utilizando la unidad de medida establecida el kilovatio/hora, sino a "caño libre" y la empresa, contando sólo con la buena fe del comprador, le entregaba incondicionalmente su "mercancía" "a tanto alzado", o cantidad fija por bombilla contratada, que obligaba tanto a que hubiese de cobrarse diariamente como a que fueran necesarias "verificaciones o inspecciones" periódicas para evitar que estos no tuviesen más bombillas que las contratadas así como para que desde una vivienda no pudiesen derivarse cables hacia las colindantes, siendo así como, en los momentos iniciales, los cobradores intervinieron también como "ojos" de la empresa a fin de que no sufriese quebranto económico, máxime cuando el fluido que se consumía había que producirlo con un generador accionado por la combustión de brezo con el gasto que ello conllevaba.

     Un gasto adicional a los que ya había asumido, de "motu propio", en los primeros años, en que nos consta que, al menos , hasta 1913, suministraba gratuitamente todos los días una hora de alumbrado público más así como había instalado y sufragado el alumbrado extraordinario en Navidades, Carnaval y Ferias además de haber efectuado gratuitamente la instalación eléctrica de la capilla de Nuestra Señora de los Santos en la calle de la Salada; la Parroquia de San Jorge, la Casa Ayuntamiento y el Hospital de la Misericordia.

      En esas circunstancias, pese a lo barato del servicio, el número de abonados no crecería con la progresión deseada y, tal como habían previsto los promotores de la empresa, el suministro eléctrico sólo se defendería con la facturación por alumbrado público al Ayuntamiento.


      Sin embargo, a principios de 1913, pese a lo acordado en 1906, el Ayuntamiento (22) usando medidas tales como la imposición, sin motivos, de un gran número de multas (23) o el retraso, por período superior a un año, en el pago de los recibos (24) buscaría el enfrentamiento con la empresa a fin de conseguir que aquella presentase su renuncia al contrato de abastecimiento del alumbrado público para que, de ese modo se pudiese montar una segunda central eléctrica. Y si, ciertamente, el alcalde no se equivocó en la estrategia porque en Julio de aquel mismo año, Manuel Nuche y Compañía le presentaban escrito solicitando rescindir el contrato; si se equivocó al planificar la ejecución de la medida condicionando la efectividad de dicha rescisión hasta tanto no estuviese en funcionamiento la nueva central que pretendían construir, puesto que para evitar "inmoralidades escandalosas” y seguros de que dicho "proyecto" sustentado sólo en los deseos del Alcalde de "venganzas personales", "...seguramente ha de encontrar la natural oposición de las superiores autoridades y del público en general." (25), los socios de la Eléctrica deciden reconsiderar su postura y adoptar una actitud beligerante cuya primera acción sería la supresión del alumbrado publico a partir del día 27 de Septiembre de dicho año. 

      Una supresión del servicio que, además de acciones de gestión política a nivel provincial, iría acompañada de un escrito (26) dirigido a los vecinos informándoles tanto sobre “…la sistemática malquerencia que desde un principio fue objeto por parte de las autoridades locales y principalmente por el actual Alcalde, que siendo el verdaderamente llamado a velar por las mejoras y engrandecimiento de ese pueblo, se ha convertido en un encarnizado enemigo de lo que precisamente debía amparar, porque no cabe dudar que nuestra industria comprometió ahí al azar de este negocio, un capital respetable, cuyo resultado ha sido elevar la importancia de este pueblo, dotándolo de un alumbrado eléctrico tan perfecto como el de las mejores capitales; contribuir al perfeccionamiento de la elaboración de harinas; beneficiar a familias pobres que en la venta de los carbones encuentran sus sustento; derramar muchos miles de pesetas en la instalación de la industria y prodigar, por fin, todos los beneficios que se desprenden de negocios tales…”; como comunicándoles que en aquel momento el alumbrado eléctrico importaba al Ayuntamiento 387,50 pesetas mensuales “...muy poco más de lo que miles costaba el burlesco alumbrado por petróleo, cuando pueblos de mucha menos importancia satisfacen más por este servicio..." mientras que, de llevarse a efecto la pretensión municipal de construir una nueva eléctrica, el mismo servicio costaría, al menos 202,50 pesetas más cada mes (27), lo cual supondría un quebranto de, aproximadamente 2.500 pesetas anuales, además de que el municipio habría de hacer un desembolso "... de 30.000 a 40.000 pesetas para la instalación de la referida Central y de 12.000 a 15.0000 pesetas para la instalación de la red eléctrica por todas las calles de la población, a menos que la intención del Alcalde sea la de dar sólo luz a los sitios céntricos, dejando en la oscuridad a los barrios pobres, que son los que casi componen la totalidad de la población...''.

      Aunque, como era de suponer, con la intervención de las autoridades provinciales, terminó por imponerse el sentido común y la eléctrica pudo seguir, sin la injerencia municipal, prestando su servicio de alumbrado público y de suministro a los, cada vez más numerosos, vecinos que iban dándose de alta en el suministro energía eléctrica.



4.- Las necesidades de ampliación en 1926.

      En el año 1926, en un momento de incremento de la demanda, el primitivo motor de gas pobre quedaba inutilizado y se hacía necesaria una fuerte inversión para reflotar la empresa que no todos los socios estaban dispuestos a asumir.

      En esas circunstancias, Antonio Serrano, que por su condición de Administrador era el que estaba en el día a día de la empresa decide aprovechar la oportunidad para adquirir las diferentes participaciones de sus hasta entonces socios, hacerse con la titularidad de la misma y afrontar, como propietario único, las nuevas y cuantiosas inversiones que, progresivamente, vinieron a mejorar aquella industria.

     La primera de ellas, afrontada en el mismo año 1926, sería la sustitución del motor de gas pobre por otro de combustión, de Gasoil, de la marca Otto Deutz, que con sus 50 Hp de potencia permitía, entre otras mejoras, prolongar el alumbrado público hasta la salida del sol.


     Un alumbrado público que había experimentado un incremento del 200 %, toda vez que sabemos que el total de lámparas distribuidas por todo el pueblo ascendía a 160, todas ellas de 16 bujías y se complementaban por doce focos incandescentes 100 bujías cada uno repartidos por el espacio que constituía el paseo habitual de los alcalaínos, a saber el tramo comprendido entre la Plaza de Montes de Oca y Cánovas del Castillo o lo que es lo mismo, Alameda, Real y Plazuela (28).

     Así pues podemos afirmar que, desde este momento, “la Fábrica de la Luz” pasaba a convertirse en una Central Térmica en la que un motor, accionado por correas, hacia funcionar una dinamo conectada a un cuadro central desde el que se distribuía la electricidad por todo el casco urbano.

     Como anécdota cabe reseñar que, a partir de este momento, cada vez que se iba la luz y era necesario poner, nuevamente, en movimiento el motor, había que esperar a que se reuniesen en la "Fabrica" todos los zapateros de la población quienes asumieron como un privilegio propio el hecho de "tirar de la correa” que accionaba el motor y restituía el servicio; tarea que, dicho sea de paso, les proporcionaba un importante agasajo por parte de la empresa con el mejor de los emolumentos que podían recibir nuestros zapateros: un generoso pago en forma de vino de Chiclana.

    Retomando de nuevo el decurso de los acontecimientos hemos de afirmar que la capacidad de la central eléctrica quedaría mermada muy pronto y desde 1932 había necesidad de un segundo motor que, sin embargo, no entró en funcionamiento hasta 1934 (29).

Pero esta situación duraría poco tiempo toda vez que, tras el estallido de la guerra civil en Julio de 1936, como consecuencia de dicha contienda primero y como resultado de la conflagración mundial después, España padecerá graves problemas de abastecimiento de carburantes que, en nuestra caso, tendrán su reflejo en el hecho de que la eléctrica tuviese que limitar las horas en que podía suministrar alumbrado, lo cual propiciaría incluso la intervención del Alcalde ante las autoridades provinciales exponiendo que, por la proximidad de la sierra y ante el temor de un posible ataque de los maquis al pueblo con los consiguientes problemas de orden público que ello podía originar, era indispensable que se incrementase la cantidad mensual de litros de gasoil asignados a la "Fábrica de la Luz" (30). Petición que, sin embargo, no sería atendida y obligaría tanto a limitar aún más las horas de abastecimiento como a encarecer la producción de electricidad sin que, por el contrario, se pudiesen incrementar los precios del servicio (31).

      En ese contexto y en un intento de reducir, en lo posible, el déficit que la situación generaba, la empresa haciendo uso de las herramientas que le brindaban leyes de reciente aprobación, hizo una apuesta clara por la generalización del "contador" (32) con el doble objetivo de ir acabando, progresivamente, con el "tanto alzado" como de diversificar e incrementar los ingresos ya que al hecho de que los "abonados" pagasen realmente lo consumido (33) habría que añadirle que las empresas suministradoras estaban facultadas para vender y alquilar contadores (34) con lo que ello suponía para obtener ingresos complementarios.



NOTAS

(22) En esencia, el origen de los problemas habría que buscarlo en una predisposición del Alcalde, Manuel Ahumada Granara, a quitarle a la Eléctrica la concesión del alumbrado público que, de acuerdo a lo pactado por la Corporación de 1906, debería durar hasta 1938.

(23) Multas por motivos tales como que una noche no encendiese alguna de las diferentes luces que debían permanecer operativas hasta el amanecer y que eran las de la puerta del Cuartel de la Guardia Civil; la del Hospital de la Misericordia o la del final de la calle Diego Centeno; sin que, en descargo de la eléctrica, sirviese ningún tipo de justificación como tampoco servía que aquella los hubiese resuelto rápidamente; cuando realmente el responsable de mantener las farolas era el Ayuntamiento y no la eléctrica que, asumiendo un gasto cinco veces mayor del que había se había comprometido a asumir, había sustituido incluso, en determinadas calles y plazas, las lámparas de filamento de carbón por otras de filamento metálico

(24) En virtud del aludido contrato suscrito en 1906, transcurrido un trimestre sin que el Ayuntamiento abonase el importe del alumbrado público, la empresa podía dejar de suministrarle fluido eléctrico sin que el ente local pudiese adoptar en contra de aquella ningún tipo de medidas coercitivas ni sanciones.

(25) Unas autoridades y públicos, que estaban seguros, no aceptarían que por "...venganzas personales, se sacrifiquen intereses respetabilísimos del pueblo; y decimos esto, porque si el negocio es tan lisonjero, ¿por qué no lo afronta con dinero propio, abarcando también el alumbrado particular, en lucha con nosotros, en vez de perjudicarnos con intereses ajenos?..."

(26) Escrito que contó con la aprobación previa del Gobernador Civil y fue impreso en la gaditana imprenta de Manuel Álvarez domiciliada en el número 12 de la calle Feduchy.

(27) “Que ese proyecto es ruinoso, puede comprobarse con los siguientes datos, de cuya exactitud cualquier persona, por incompetente que sea, puede fácilmente convencerse.

Sin incluir más que los gastos de mayor cuantía y pecando de corto al calcular los gastos más principales, se puede afirmar que el sostenimiento de la referida Central, o sea, que su entretenimiento costaría mensualmente:

Sueldo de un maquinista-electricista 150 pesetas
Sueldo de un gasista 90 pesetas
Consumo de carbón al mes 250 pesetas
Aceite, engrases y correas 25 pesetas
Arreglo y compostura de máquinas 25 pesetas
Compra de lámparas eléctricas 50 pesetas

Total 590pesetas

Lo que paga hoy el Ayuntamiento, son 387,50

Luego se perjudica mensualmente en 202,50 pesetas que representan un quebranto anual para los intereses del pueblo, de pesetas 2.430, sin contar con los desembolsos que el Municipio tendría que hacer (para montar la fabrica y el cableado)"

(28) Según se reseña en el contrato suscrito entre el nuevo propietario y el Ayuntamiento, fechado en Octubre de 1926 y que habría de tener una vigencia de diez años.

       El alumbrado público debería tener un horario que, en todo tiempo, estaría operativo un cuarto de hora antes de que se pusiese el sol y se apagaría un cuarto de hora antes de que saliese.

      Los focos del paseo por el contrario estarían en funcionamiento entre las 19 y las 23 horas en invierno y entre las 21 y la 1 de la madrugada en verano, siendo potestativo de la alcaldía fijar la fecha en que entraba en vigor uno u otro horario.

      Los alumbrados extraordinarios tendrían una duración mínima de tres noches.

      Si por cualquier causa, ajena al señor Serrano, hubiese "oscuro" (nombre con el que designaban la ausencia de servicio) se le sancionará a razón de 25 pesetas por noche, cantidad que será de aplicación también en los "oscuros parciales", entendiéndose como tales cuando a las doce de la noche no se hubiese disfrutado de luz en al menos tres horas.

      El Ayuntamiento, por el contrario, se comprometía a pagar por trimestres, quedando el señor Serrano facultado a suspender el servicio cuando la administración local no cumpliese con sus obligaciones en el plazo de los ocho primeros días después de vencido el trimestre correspondiente.

      Aún cuando en la documentación de la eléctrica se empieza a plantear su adquisición en 1932 creemos que no es hasta 1934 cuando empieza a utilizarse el motor, CROSSLEY, de aceite pesado, tipo horizontal, con 70 Hp. de potencia que arrastraba una segunda dinamo de corriente continua, con 52 kws, constituyendo el grupo de reserva.

(30) "Que el problema del alumbrado publico en esta localidad es de suma trascendencia en atención a su característica agrícola y situación actual de amenaza por la proximidad cercana de los fugitivos rojos.

      Por reducciones sucesivas se han ido disminuyendo los cupos de gas-oil que la Comisaría de Carburantes Líquidos tiene asignados a la Fabrica abastecedora "Nuestra Señora de los Ángeles" (sic) la que en la actualidad solo suministra fluido por espacio de tres horas quedando por ello la ciudad en la primera hora de la madrugada completamente oscura.

      El Alcalde que suscribe, interpretando el sentir general del vecindario y estimando un deber dar cuenta a V S de la situación especial por que atraviesa, le pone en su superior conocimiento y se permite proponerle que por la Junta Provincial de Carburantes, le sea aumentado el cupo actual que la mencionada fabrica tiene asignado, y que es, de mil doscientos cincuenta litros, (1250), en setecientos cincuenta más, mensualmente, pues de esa forma, se obtendría el beneficio de dos horas más, precisamente en las que son de más imprescindible necesidad. V S resolverá lo que estime más conveniente. Alcalá de los Gazules, a 21 de Julio de 1943. Fdo. El Alcalde. Benito Cellier Buitrago".

(31) En aquel momento existían dos tipos de tarifa, una a tanto alzado en la que el suministro se cuantificaba por bujías, así 10 bujías eran 5 pesetas al mes; 15 bujías eran 6,50 pesetas; 25 bujías suponían 9 pesetas; 32 ascendían a 12 pesetas al tiempo que, para los obreros, las 10 bujías que abasteciesen a una única lámpara la cobraban a razón de 0,20 pesetas diarias.

      De cualquier forma hay que tener en cuenta que las tarifas no habían experimentado cambios desde que se aprobaron oficialmente en 1907 y así ni en 1926, cuando se aumentaron las horas de servicio, se había incrementado el precio.

       Aún más, es de reseñar que a fin de resolver esta situación, en 1940 Antonio Serrano llegó a mantener una entrevista personal con el entonces Gobernador Civil de la Provincia, Manuel Mora Figueroa, quién trató de acceder a las peticiones de Serrano, solicitando del Ministerio que a la eléctrica se le cobrase el gasoil como a la industria pesquera; propuesta que, sin embargo, le sería denegada al tiempo que le sugerirían que se restableciese el servicio en los términos en que se prestaba en 1926 con la salvedad de que se diese servicio de alumbrado público una hora antes de que saliese el autobús que nos comunica con Cádiz. Pero, poco después, Agosto de 1942, empezaría a faltar el combustible y, aunque no estaban obligados a ello, la eléctrica empezó a realizar un descuento del 30 % al alumbrado publico y un 20 % a los abonados.

(32) En folleto editado en 1936 en la madrileña imprenta de Juan Pueyo se argumentaba que "sólo con contador eléctrico el abonado puede ir aumentando sucesivamente su consumo", mientras que el "tanto alzado" suponía una verdadera barrera contra el progreso de la electrificación, contra el bienestar del abonado y contra el desarrollo de la central eléctrica. Según dicho autor, la instalación de contadores sería beneficiosa para los abonados tanto porque eran baratos y no necesitaban mantenimiento como porque les permitirían ampliar el número de lámparas y aplicar la energía a los múltiples aparatos domésticos que ya eran baratos.

(33) Como quiera que, pese a las ventajas que suponían tanto para la empresa como para los abonados, la instalación de contadores, existían susceptibilidades al respecto, hubieron de tomarse todas las precauciones posibles y así 

1.- se estableció un "mínimo" que el abonado debería sufragar siempre aunque la totalidad del fluido consumido no alcanzara la cifra de kilovatios contratada. Mínimo que quedó fijado entre 8,60 y 10 Kv. que se abonaban a 1.50 pesetas el kilovatio.

2.- Garantizado así que, aún con un consumo reducido, el importe correspondiente resultase remunerador para la fábrica de electricidad, había que reducir el precio de los kilovatios que superasen dicho mínimo como fórmula para incentivar el consumo y, por ello, los siguientes kilovatios se abonarían a peseta la unidad.

(34) Desde Diciembre de 1933 en que se facultó a las empresas suministradoras para alquilar contadores se reguló incluso hasta el importe que se podía cobrar por el alquiler, de modo que en apenas cinco años aquellos quedaban amortizados y, a partir de dicho momento, se convertían en otro concepto para obtener beneficios y propiciar nuevos planes de expansión de las empresas. Así, nos consta que en este momento en Alcalá se cobraban 3 pesetas mensuales en concepto de alquiler, reparaciones y verificación del contador.

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