sábado, 29 de julio de 2023

El cuadro de la Divina Pastora



Artículo publicado en la Revista Apuntes Históricos y de Nuestro Patrimonio 1999-2000


María de la O DIAZ PEREZ



    En la Iglesia Parroquial de San Jorge de Alcalá de los Gazules y más concretamente en la parte posterior de la nave de la epístola, colgado a 1,90 m. de altura existe un hermoso cuadro de la Divina Pastora.

    Se trata de una pintura al óleo, sobre tela y bastidor, con unas dimensiones de 1,47 por 1,04 m. que presenta un estado de conservación regular, agravado por afectarle el ambiente húmedo y frío, entre otros factores, y además carece de buena iluminación tanto natural como artificial.

    Según la tradición oral y por algunas publicaciones (1) se venía afirmando que se trataba de una obra del siglo XVIII y de autor nórdico, basándose para ello solamente en la apariencia del rostro de las figuras.

    Dicha obra es una donación a la Parroquia entre 1.863 y 1.880 del Obispo Fray Félix María de Arríete y Llano, quién como capuchino era muy devoto de la Divina Pastora.

    A raíz de nuestro trabajo hemos podido descubrir que la obra conserva la inscripción de la autoría y la fecha de realización en el ángulo inferior derecho: Enrique Carminati, 1.862. Así pues, podemos afirmar la autoría y la cronología de la obra.

    Sin embargo, lo fundamental de mi trabajo era el estudio estilístico, técnico, iconográfico, y morfológico de la obra, así como su estado de conservación con vistas a una posible restauración y he aquí las conclusiones del mismo.

1.- Aunque cronológicamente la obra es posterior, desde el punto de vista estilístico nos recuerda el barroco, ya que el artista busca intencionadamente una dinámica arcaizante con un lenguaje ya superado en su época. Busca la contradicción entre lo aparente y lo profundo, se sale del idealismo del mundo perfecto e intenta recrear lo divino, lo terrenal y la vida cotidiana.

    Estilísticamente la percepción visual de la obra en base a su lenguaje característico y determinado sería:

- El punto aparece en algunos motivos decorativos.

- La línea se emplea para dibujar y desdibujar las formas.

- El contorno, en función de la búsqueda del realismo y la naturalidad aparece difuminado.

- La figura humana como tema principal aparece con espontaneidad y naturalidad. Se trata de que la Virgen aparezca a un tiempo cercana a nosotros como niña, como mujer y como pastora, pero a la vez inalcanzable, virtuosa y protectora.

- Escala: las figuras están jerarquizadas en armonía y sin generar tensión.

- La composición es triangular siendo el vértice la cabeza de la Virgen y la base las ovejas de la parte inferior.

- La ordenación del espacio se realiza, fundamentalmente con el juego de la luz y así con la iluminación de la Virgen y el niño la convierten en primer plano y elementos centrales, mientras que relega a todo lo demás, ovejas y angelitos, a un plano de figuras secundarias.

- El movimiento es estable, sin tensión. Así, se consigue que el ropaje, los pliegues y el giro del cuerpo generen el movimiento interno de las figuras.

- La luz es intensa y blanca sobre tonos rosados, recreando un ambiente celestial, al tiempo que genera focos de atención para facilitar el recorrido visual.

- El color es de una gran intensidad, lo que nos revela un gran manejo de los pigmentos vivos y luminosos.

- La textura está trabajada de forma que dé sensación de composición plana y agradable.

2. - La Técnica utilizada es óleo, con pinceladas de color fluido con una longitud máxima de 7 cm y con un grosor que va desde el medio centímetro hasta un centímetro. Se emplea una rica gama de colores y en el procedimiento pictórico se diferencian distintas texturas.

3. - Desde el punto de vista iconográfico, podemos hacer un análisis en 3 niveles, siguiendo las indicaciones de Panosfky:

a.- Nivel preiconográfico; es el que analiza el mundo de los motivos. De entre todas las figuras que aparecen en el cuadro la principal es una mujer sentada, en el centro, sosteniendo con su brazo izquierdo a un niño que reposa sobre sus rodillas. Su ropaje es de color blanco y rojo, con un manto azul oscuro que le cubre hombros, espaldas y rodillas, hasta llegar por un lado al suelo.

    Ambas figuras aparecen tocadas por sendos sombreros. Alrededor de la cabeza de la mujer hay un círculo de once estrellas.

    El niño mientras que en su mano derecha sostiene una flor, con la izquierda acaricia a uno de los cinco dóciles animalitos que le rodean. De ellos, el que se encuentra en primer plano tiene una pata levantada, como elevándose para ofrecer a la mujer que le acaricia la flor que sostiene con su boca. Los cuatro animalitos se hallan emparejados a ambos lados de la figura principal. Sobre los dos animalitos de la derecha se hallan sendos niños alados, y entre ellos el típico bastón de pastora.

    La parte superior del cuadro lo compone un semicírculo formado por cinco querubines (cabezas aladas de niños pequeños), emparejados a dos, de los que se destaca el quinto, separado hacia la derecha.

    A la izquierda de la mujer aparecen tres pequeñas figuras, a una escala muy inferior a las del resto del cuadro. La primera de ellas con casco, escudo y lanza, la segunda una cabeza monstruosa rodeada de fuego y la tercera un animalito semejante a los que rodean a la mujer y al niño.

b.- Nivel Iconográfico. Es el que abarca el asunto de la obra de arte.

    Aspecto que en el cuadro que nos ocupa es evidente que se trata de la Divina Pastora.

    Respecto a esta iconografía de la Virgen provista de atavíos pastoriles hay que decir que se convierte en frecuente a partir de 1.703 y siempre aparecerá la virgen sedente “... y radiando de su rostro amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el busto hasta la rodilla de blanco pellico, ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el contorno de su cuerpo, y hacia el derecho, en las espaldas, llevará el sombrero pastoril, y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá una rosa y pasará la mano sobre un cordero que se acoge hacia su regazo. Algunas ovejas rodearán la Virgen, formando su rebaño, y todas en su boquita llevarán sendas rosas...” (2)

    Quedan por identificar las figurillas que se encuentran en la parte central izquierda del cuadro, pero por sus atributos podemos decir que es el arcángel San Miguel luchando con el dragón o lobo en defensa de la oveja extraviada. (3)

c. - Nivel Iconológico. En este nivel se analiza la simbología completa y total de la obra.

    Así habría que abordar a la Divina Pastora como Madre del Pastor Divino y como pastora de las almas. (4)

    De modo que, la Divina Pastora puede considerarse como un tema de encuadre, ya que esta imagen encierra iconológicamente, la imagen del Buen Pastor. Protección, vigilancia: defiende al rebaño, lo guía, y si permanece a su lado no se perderá. La protección del Arcángel San Miguel, que también se representa en el cuadro, vendrá a resaltar la idea protectora de la Divina Pastora.

4.- Análisis Morfológico del Soporte.

    El soporte está constituido por bastidor y tela.

    El bastidor, compuesto de 5 piezas ensambladas, es de madera.

    La tela es del tipo tafetán simple, 1:1, compuesta por una sola pieza, con una densidad media de 19 x 18, unida al bastidor por clavos de cabeza plana.

    En el estrato de preparación se percibe una preparación fina y de color blanquecino. En el estrato superficial existe capa de barniz, de color transparente de resina natural, de poco grosor y con una distribución irregular por toda la pintura.

5.- Estado de Conservación.

Soporte.

    En general el bastidor no se encuentra en mal estado, aunque le falta un trozo de travesaño, una cuña que lo desequilibra y en un 20% se encuentra afectado de insectos xilófagos.

    La tela presenta acumulación de polvo, tanto por anverso como por reverso, algunas deformaciones, un pequeño agujero, manchas de hongos y humedad.

    En el estrato de preparación hay pérdidas por falta de adhesión al soporte y a pintura, y se dan dos tipos de cuarteados, uno causado por el color que rompe la preparación y otro por el envejecimiento.

    A nivel de color hay desprendimientos de la capa pictórica.

    En lo tocante al estrato superficial, el barniz se encuentra obscurecido a causa de la oxidación que ha sufrido a lo largo de los años.



EL AUTOR: ENRIQUE CARMINATI

    El cuadro de la Divina Pastora está firmado por Enrique Carminati. Dicho artista nació en Cádiz, en el segundo tercio del siglo XIX. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Cádiz, obteniendo los premios académicos de las clases superiores en 1.854 y 1.856. Se especializó en pintura religiosa y en el género retratístico. Celebró diversas exposiciones, participando en certámenes y concursos artísticos como las Exposiciones de Bellas Artes de Cádiz en las ediciones de 1.854, 1.856 y 1.858, siendo premiado en la última con medalla de plata por su cuadro “Jesucristo llamando a los dos hermanos Pedro y Andrés” (5). También hizo buenos retratos, como el femenino que recibió premio en la exposición local de 1.858. La escuela local relacionada en credo y programa con la Academia de Bellas Artes y con el centro docente dependiente de ella que habiendo comenzado con el historicismo culminó en el último tercio de la centuria con el triunfo de las corrientes realistas.

    En este momento, con la llegada de las formas académicas procedentes de la Corte, se inicia para el arte gaditano una etapa brillante. Entre 1.825 y 1.880, vive en lo cultural, una verdadera edad de plata.

    Hacia mitad de siglo tendrá lugar el advenimiento del historicismo, de mano de las exposiciones nacionales de bellas artes, la primera de las cuáles se celebró en Madrid el año 1.856, que propiciaron el cambio estilístico y con él la superación del romanticismo.

    La Escuela de Bellas Artes de Cádiz, donde se formó el artista, partió de una escuela gratuita de dibujo, aritmética y geometría. En 1.854 se convirtió en academia de primera clase. En 1.858 se erigió la Escuela Profesional de Bellas Artes.

    Enrique Carminati, junto con Ernesto González Rodríguez y Manuel García Barcia, fueron los discípulos inmediatos de Ramón Rodríguez Barcaza (1820-1892), que estuvo a la cabeza del historicismo gaditano y, por consiguiente, motor de dicha ascensión. La formación de este último fue post-romántica, llegando al historicismo, que derivó al casaconismo de corte fortuniano. (6)

NOTAS

(1) Ramos Romero, M.: Historia de los pueblos de la provincia de Cádiz. Alcalá de los Gazules. Ed. Excma. Diputación Provincial de Cádiz. Jerez de la Frontera, 1.983. pg. 338

(2) Ardales, J.D. La Divina Pastora y el Beato Diego I. De Cádiz. Ed. Imprenta de la Divina Pastora, Sevilla, 1.949, pg. 9-10

(3) Ibidem, pg. 91

(4) Ibidem, pg. 13-35

(5) Arnaiz, J.M. y otros. Cien años de pintura en España y Portugal. Vol II Ed. Anticuaría. Madrid, 1.988. pg. 16

(6) De la Banda y Vargas, Antonio. "El arte v los museos de la Provincia de Cádiz" en Enciclopedia gráfica gaditana. Ed. Caja de Ahorros de Cádiz, Caja de Ahorros Confederadas. Tomo IV, número 8. Cádiz 1.988. pg. 113-114.

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