sábado, 25 de febrero de 2023

Felipe IV en la comarca




Ismael Almagro Montes de Oca


    A finales de 1623, se organizó una visita a Andalucía del joven monarca Felipe IV, que había ascendido al trono apenas dos años antes. Este viaje estaba motivado, entre otras causas, por cuestiones económicas, ya que iba creciendo un movimiento opositor al rey, con Sevilla como epicentro, en varias ciudades andaluzas, debido al desmesurado el afán recaudatorio de la Corona.



    En febrero de 1624 partía desde Madrid el monarca con una comitiva formada por casi 300 personas, acompañado por su valido, el Conde Duque de Olivares, el Almirante de Castilla, varios duques y el escritor y poeta Francisco de Quevedo. Atravesó las tierras jiennenses para llegar hasta Sevilla. De allí pasó, invitado por el Duque de Medina Sidonia, al Coto de Doñana, desde donde se dirigió hacia la actual comarca de la Janda, con la intención de visitar Medina y después Tarifa.

Cacería de jabalíes en el Hoyo. Velázquez


    Aunque no visitó Alcalá, nuestra localidad se vio envuelta en el viaje, ya que, a mediados de marzo, recibió un mandamiento de Don Miguel de Cárdenas, del Consejo del rey y alcalde mayor de su Corte, para que se encargase de conseguir los avituallamientos para toda la comitiva, incluidos los animales:

“por quanto su magd viene a la ciudad de mª (Medina) tarifa y otras partes a mandado se le enbien a mª treinta camas sien fans de sevada sinqta gallinas dos mil guevos treinta fans de pan y pescado y otras cosas y a la venta del marques donde a de yr a hacer jornada otro dia otra tanta cantidad de mantenimientos con mas sinqta @ de vino…”

    Sin embargo, días más tarde, se recibió otro mandamiento para que, además de enviar todo el avituallamiento a Medina y a la Venta del Marques, cerca de Vejer, se hiciese otro envío a Tarifa, ciudad que también iba a visitar la comitiva:

“y agora de preste anbiado otro mandamto en que manda que esta villa de mas de todo lo que se a de llevar a la ciudad de mª sidonia y a la venta del marques lleve esta villa a la ciudad de tarifa mientras su magd estuviere en ella sinquenta fns de sevada mil guebos sinqta gallinas sinquenta pares de perdices y conexos y pª que todos esto se busque y se (¿?) que con todo cuidado se remita a la ciudad de tarifa en servicio de su magd y se cunpla con su real mandado = Y asimismo se a mandado que en el camino que ba de la ciudad de medina a tarifa en los posos que dicen juº de Sevilla ponga esta villa un tabanco de vino pan queso guevos cosidos y otras cosas…”

    El cabildo alcalaíno decidió nombrar diputado para llevar las cosas a Tarifa al capitán Don Gómez de Molina, a quien se le encargó además que hablase con el representante de la corte para que acabasen estos mandamientos, por considerarlos un gasto excesivo que la villa no podía acometer:

“y para que en todo se cunpla lo mandado por su magd ordena el dho qº se nonbren diputados para que baya a la ciudad de tarifa a donde a de asistir pª ver todo lo que llevaren desta villa para que bea todos los mantenimtos que llevaren al capn don gomes de molina y fuera de todo para que hable al señor alcalde de corte y le diga la pobreza que tiene este lugar pª que no se le echen mas repartimientos atentado que a cumplido con todo lo que se le a pedido y a dado ducientas personas pª aderesar el camino por donde su magd manda y se pague la costa que hiciere de los propios del qº” [1]

    De igual manera, los regidores se repartieron las tareas para intentar reunir todo lo requerido, que no iba a ser tarea fácil y que, en algunos casos, seguramente dejó desabastecido al pueblo. Así, el alcalde D. Jorge Morejón y Pedro Jiménez de Medina Calderón se encargarían de comprar las gallinas, el licenciado Pedro de Estrada Heredia, alcalde ordinario y D. Melchor de Villegas serían los encargados de conseguir la cebada para enviar a Tarifa. De comprar los conejos, las perdices y las cabalgaduras se ocuparía el alguacil mayor, D. Bartolomé de Trujillo. Pedro Gómez Machorro y Bartolomé Navarro tendrían la difícil tarea de reunir 3000 huevos, mientras que Diego González de Jódar y Alonso Ortiz Mazariegos, serían los encargados de comprar el vino, queso y todo lo que fuese preciso llevar hasta la venta del Marques y el “ventorrillo que se ha de hacer para los criados de su magd”

    Meses después, en el mes de julio, hubo de nombrarse en el cabildo alcalaíno una comisión para reclamar a los regidores que presentasen las cuentas de lo que habían gastado por la venida del rey, pues “se les a dado alguna cantidad de dineros pª comprar sevada vino pan y otras cosas y no an dado qta de lo que conpraron y gastaron” [2]

"qtas a los Regidores de la benida del Rey"



NOTAS

[1] ARCHIVO MUNICIPAL ALCALA DE LOS GAZULES. Actas Sesiones Ayto. pleno. Legajo 7. Cabildo del 24 de marzo de 1684. Folios 843 y 844.

[2] Ib. Cabildo del 8 de julio de 1624. Folio 857 vto.

sábado, 18 de febrero de 2023

Crónicas del ambiente alcalaíno (XXIV)



Crónica publicada el 24 de enero de 1921 
por EL NOTICIERO GADITANO. 
Diario de información y de intervención política. 



"De Alcalá de los Gazules

Triduo

    En la iglesia del Beaterío de Jesús María y José, se viene celebrando un solemne triduo en honor de su titular La Sagrada Familia.

    Los sermones están a cargo del señor cura ecónomo don Antonio Troitiño Rey.

REGRESO

    Regresó de la capital, donde ha pasado unos días acompañado de su señora, el culto e inteligente notario de esta ciudad don Miguel Ángel Amorós.

A SEGOVIA

    Con objeto de continuar sus estudios para el ingreso en la Academia de Ingenieros militares marchó a Segovia el distinguido joven don Antonio Serrano.

ENTRE NOSOTROS

    Procedente de Coruña se encuentra entre nosotros el acaudalado comerciante don Francisco Frías.

LOS QUE VIAJAN

    Regresó de la capital, don Joaquín Barba.

    De Algeciras, el alcalde don Antonio Díaz y señora.


El Corresponsal.

Alcalá 22 Enero 1921." (1)




Crónica publicada en
DIARIO DE LA MAÑANA
el 29 de enero de 1929


"Desde Alcalá de los Gazules

Accidente

    Nuestro querido amigo el conocido labrador D. Miguel Sánchez Barea, fue víctima ayer de un lamentable accidente que pudo haberle costado la vida.

    Cuando marchaba para el campo llevando del diestro la caballería que monta, se espantó el animal y emprendió veloz carrera arrollando en su huida al Sr. Sánchez y arrastrándolo un largo trecho.

    Afortunadamente solo resultó con heridas en la cabeza, todas ellas de pronóstico reservado.

    Mucho lamentamos el accidente, deseándole una pronta mejoría.

Posesión

    Ha tomado posesión del cargo de maestra interina de la Escuela nacional de niñas de esta población la culta maestra Dª Manuela Espino Rodicio d la cual felicitamos por su nombramiento.

Enfermos

    Se encuentra convaleciente de la enfermedad que le retuvo unos días en cama, la señora Dª Amalia Pastor de Morales esposa de nuestro buen amigo D. Ricardo, oficial primero de este Excelentísimo Ayuntamiento.

___

    Por noticias recibidas de Nerva (Huelva) sabemos que la distinguida señora de nuestro particular amigo y paisano D. Juan Cid Recio, ilustrado oficial del Catastro, se encuentra en grave estado a consecuencia de un laborioso parto, que ha precisado de intervención quirúrgica.

    Mucho lo lamentamos, deseando a los expresados enfermos rápido restablecimiento.

Notas Municipales

    En orden telegráfica llama el señor Gobernador Civil la atención de esta Alcaldía, sobre la R. O. inserta en el Boletín Oficial del 21 del actual, referente a la Celebración de las fiestas del Carnaval.

___

    AI Jefe de la Sección Administrativa de primera enseñanza se le notifica por esta Alcaldía la toma de posesión de la maestra señora Espino y el cese de Dª Encarnación Jiménez que ha sido nombrada maestra en propiedad de Gran Canaria.

___

    El presidente del Consejo Provincial de Fomento, interesa de esta Alcaldía relación de las asociaciones y sindicatos agrícolas existentes en esta población.

Visita de inspección

    Girando visita a las escuelas nacionales de esta población, se encuentra entre nosotros el culto señor inspector jefe de la zona de Cádiz D. Filemón Blazquez.

    Según impresiones recogidas, dicho señor está muy satisfecho de la labor realizada por los maestros de esta señores Valencia, Marchante, Caballero y Moreno.

    Reciban dichos señores nuestra cordial felicitación.

La carretera Jerez-Algeciras

    Ha sido muy bien acogido y comentado en esta población, el artículo que sobre tan importante vía de comunicación publicó DIARIO DE LA MAÑANA en su editorial del pasado día 19.

    Dicha carretera pasa por esta población y su pronta terminación sería para esta ciudad una gran mejora, que traería como consecuencia el aumento del hoy no poco importante tráfico entre Alcalá y Algeciras y que debido a la falta de medios de comunicación se verifica en condiciones poco favorables.

    Aunque a las obras de la citada carretera se Ies ha dado gran impulso en el último año, sabemos sin embargo que están ahora un tanto paralizadas, esperando resoluciones del Ministerio de Fomento, mejorando las condiciones de contrato.

    Creemos que el artículo antes citado obtendrá beneficiosos resultados y nosotros con estas notas intentamos recordar el asunto a los interesados en ello, para que no dejen de laborar por la consecución de lo que todos perseguimos y que tanto bien ha de reportar.

Viajeros

    Llegó de Sevilla D. Antonio Alba Bauzano.

—Regresaron de Cádiz D. Joaquín Barba y D. Manuel Sandoval.

—De Medina Sidonia el abogado y notario D. Miguel Amorós.

El Corresponsal.

Alcalá 26-1-921."


NOTAS

(1) Año III Número 668 pag 2. la misma crónica apareció publicada al día siguiente en LA INFORMACION.  Periódico de la tarde. Año XVLI Número 3226 pag 2

(2) Año I Número 12 pag 1.  lleva el subtítulo de: periódico de información hispano-marroquí y defensor de los intereses generales del Campo de Gibraltar.

sábado, 11 de febrero de 2023

EL CLERO DE ALCALÁ DE LOS GAZULES Y SU ENTOR­NO EN EL SIGLO XVIII (I)



Artículo publicado en TROCADERO: Revista de historia moderna y contemporánea, 
ISSN 0214-4212, Nº 12-13, 2000-2001, págs. 123-142 (1)


Avelina Benítez Barea 


RESUMEN

      Por medio del presente artículo pretendemos acercarnos al marco humano y afectivo en el que se desenvuelve la vida del bajo clero rural de Alcalá de los Gazules en el siglo XVIII. A través de determinadas cláusulas del testamento, advertiremos la relación con su familia y allegados, con sus sirvientes, con los miembros del propio estamento y con sus vecinos en general, encontrándonos con un clero popular, cercano, muy unido a su tierra y a sus gentes para quien las soli­daridades familiares son prioritarias y pretende, ante todo, beneficiar y paliar las necesidades de aquéllos con los que convive, en lo que inciden, sin duda, las características del marco geográfico en el que se desarrolla, pues en el ámbito rural en el que nos movemos el clérigo vive rodeado de su familia y de todas las personas que conoce desde siempre, el aporte foráneo es mínimo y el arraigo con la tierra y con los que en ella viven son muy fuertes.

       El bajo clero (2) se configura como el sector más popular de toda la clerecía, pues mantiene con su entorno unas relaciones muy próximas. Aunque su status clerical le sitúe en un lugar destacado en el plano cultural, social, e incluso eco­nómico, lo cual en muchas ocasiones es más aparente que real, la cercanía, la pro­ximidad a los que le rodean es palpable y evidente. Extraído de sus filas, en con­diciones económicas y culturales similares, es difícil que este grupo, aunque cata­logado como privilegiado, se mantenga a un nivel superior. Este bajo clero se encuentra en los escalones más bajos de la jerarquía eclesiástica, topado en sus promociones por el propio medio en el que se desenvuelve, tan inmerso en el siglo y tan implicado en las circunstancias personales de cuantos tiene a su alre­dedor, que su modo de vida, sus actitudes, sus aspiraciones y comportamientos deben más al contexto que a su conciencia clerical en sí.

       Es un colectivo compuesto por hombres, hombres que pertenecen a la Iglesia, lo que les imprime un carácter espiritual indiscutible, pero hombres en definitiva, tan unidos al mundo y a lo terreno como otros cualesquiera. Esta dua­lidad, esta conjunción entre lo divino y lo humano que se da en estos hombres, es lo que convierte al grupo y a sus relaciones en algo completamente atractivo e interesante. Si a ello unimos las características del enclave geográfico escogido, la villa de Alcalá de los Gazules (3), bajo el señorío de los Duques de Medinaceli, un lugar cerrado, del interior, con un predominio absoluto del sector primario y un nivel socioeconómico que se puede considerar medio-bajo (4), y un marco cro­nológico como el siglo XVIII, siglo agitado y convulso que marca el fin del Antiguo Régimen y en el que se evidencia un cambio de gestos y actitudes en materia religiosa (5), el resultado es un clero muy integrado en su entorno y media­tizado por él.

      Familiares y allegados, sirvientes, vecinos y compañeros de grupo confor­man el universo humano en el que se desarrolla su vida: con ellos vive, con ellos trabaja, a ellos sirve. Lo que nos interesa, pues, es conocer sus relaciones con tales grupos, sus afectos, sus preferencias, sus inquietudes.

       Nuestro estudio está basado en un total del 121 documentos (6), entre los que encontramos 69 testamentos, 12 testamentos en virtud de poder, 29 poderes para testar y 11 codicilos, realizados por 73 clérigos en Alcalá de los Gazules a lo largo del siglo XVIII.

       En ellos hemos profundizado en las cláusulas correspondientes a Legados, Albaceas, Herederos y Deudas, cláusulas que nos parecen muy significativas para nuestro objetivo, acercarnos a la dimensión social y humana del bajo clero rural, pues los albaceas nos hablan de la confianza, los herederos y legatarios de la obli­gación, el cariño, la gratitud y la fidelidad, además de darnos pistas sobre la con­vivencia con determinadas personas; y las deudas, por último, al margen de la tra­yectoria económica de estos hombres, nos sirven para averiguar el tipo de rela­ciones económicas que mantenían con los que les rodeaban y si esa situación de superioridad que se les supone se plasmaba en el terreno económico a través de ciertas actividades como el comercio o los préstamos. Además, nos parecen lo suficientemente representativas dentro del testamento como para que sean útiles, pues en todos o en la gran mayoría de ellos aparecen.

       De esta forma, en el 74% de los testamentos del período se realizan legados, por el 68,4% de los clérigos tratados. El clero no tiene herederos forzosos, por tanto posee la libertad de poder utilizar los legados como medio para beneficiar a cuantas personas desee, y así lo hace, a veces en un número considerable, como tendremos ocasión de comprobar. Como en otras zonas de nuestra geografía, este grupo destaca tanto en la generalización de su práctica como en el número de mandas realizadas. No obstante, el hecho de habitar en un entorno rural también condiciona la incidencia de dicha práctica. (7)

       Las preferencias se inclinan por dejar a los legatarios los medios de subsis­tencia asegurados a través de los bienes más preciados en una economía de base eminentemente agropecuaria, como es la alcalaína. Así, predominan las mandas de ganado, ganado vacuno, principalmente; dinero, un bien útil para cubrir cual­quier necesidad; ropa, mantos y sayas o dinero para comprarlos; muebles y mena­je y partes de casa, cuartos vitalicios, en su mayoría, pues rara vez se dejan casas completas, para sirvientas y parientas huérfanas, doncellas o viudas, que viven con ellos y les asisten.

      La relación por sexos nos indica que las mujeres aparecen como legatarias en más ocasiones que los hombres, aunque la diferencia no es excesiva, un 56,9% de mujeres frente a un 43% de hombres.

      Por su parte, los albaceas están presentes en el 100% de los testamentos, nombrándose un total de 269; mientras que los herederos, también contemplados por todos los testadores de la muestra, suman 176. En el campo del albaceazgo se aprecia el predominio absoluto de los hombres sobre las mujeres, siendo los por­centajes de ambos 82,5% y 17,4%, respectivamente; en tanto que en el de la herencia la tendencia es la inversa, aunque más atenuada, siendo los porcentajes de mujeres y hombres, respectivamente, el 57,1% y el 34,8%.

      Por último, en lo referente a deudas, las acreedoras se reflejan en el 58% del número total de testamentos, redactados por el 57,5% de los clérigos tratados, mientras que las deudoras se registran en el 69,1% de los testamentos, pertene­cientes al 56% del número total de clérigos, declarándose 159 acreedores y 299 deudores en total. Las deudas acreedoras son principalmente debidas a arrenda­mientos, en especial de las tierras en las que tienen sembradas sus sementeras, pues estos clérigos son más ganaderos que agricultores, ya que no suelen presen­tar muchas tierras entre sus propiedades. Deudas por préstamos, géneros y mer­caderías fiadas a mercaderes y artesanos del lugar, censos, salarios, alquileres y compras aparecen con unos porcentajes menores respecto a las primeras.

      En cuanto a los deudores, los préstamos (8) a vecinos, los arrendamientos sobre casas de sus capellanías y memorias y los de sus propios animales para la labor de tales vecinos suelen ser los motivos principales. A mayor distancia tenemos los censos, alquileres y tributos.

       Según se desprende de los datos personales que se aportan en los testamentos, el perfil (9) que ofrecen estos clérigos es el siguiente:

       Debido a la fuente utilizada, nos encontramos con un clero de edad elevada, compuesto, en su mayoría, y por este mismo motivo, por presbíteros, la mitad de los cuales son beneficiados y algunos poseen, además, algún cargo importante dentro de la jerarquía eclesiástica, la jerarquía a la que se puede aspirar dentro del ámbito rural que nos ocupa, se entiende, apareciendo algún Vicario o Comisario del Santo Oficio. En la mayor parte de los casos testan enfermos, lo cual no difie­re en gran medida de lo que hace el resto de sus convecinos (10), de enfermedades que se presuponen avanzadas, pues en bastantes ocasiones les impiden la firma del documento.

      Respecto a su naturaleza y vecindad, casi todos los que la detallan se decla­ran naturales y vecinos, hijos de padres naturales y vecinos, cuando se especifica la filiación.

      La aparición en los testamentos de parientes colaterales de segundo y tercer grado nos demuestra el nivel de endogamia existente en estos pueblos pequeños y concretamente el de los clérigos tratados, con familias extensas afincadas en el lugar con una anterioridad de un par de generaciones, al menos; tener hermanos y sobrinos en una localidad implica la vecindad de padres y hermanos; tener pri­mos y tíos retrotrae esa condición hasta los abuelos y tener parientes indetermi­nados puede retrotraer la condición aún más allá.

      Por último, su nivel de instrucción se advierte muy bajo, prueba de ello es que sólo aparecen 3 licenciados en toda la muestra; lógicamente, dos de ellos poseen algún cargo. No obstante, aunque no tengan estudios son los que mayor nivel cultural poseen en un mundo completamente iletrado, por lo que serán la referencia de sus vecinos y los que se encarguen de sus asuntos. (11)



NOTAS

(1)  Artículo publicado en TROCADERO: Revista de historia moderna y contemporánea, 
ISSN 0214-4212, Nº 12-13, 2000-2001, págs. 123-142. Las fotografías no se corresponden con el artículo original.

(2) Estado de la cuestión del bajo clero en BARRIO GOZALO, M.: "El bajo clero en la España del siglo XVIII. Estado de la cuestión, problemas y direcciones de la investigación actual", Coloquio Internacional Carlos III y su siglo, tomo I, Madrid, 1988, págs. 793-805.

(3) Datos de interés sobre la Villa en RAMOS ROMERO, M.: "Alcalá de los Gazules", Historia de los pueblos de la provincia de Cádiz, Cádiz, Diputación, 1983.

(4) DE LA PASCUA SÁNCHEZ, M. J.: Vivir la muerte en el Cádiz del Setecientos (1675-1801). Cádiz, Ayuntamiento, 1990, págs. 63-64.

(5) Para una aproximación al tema ver, entre otros, CHARTIER, R.: Espacio público, crítica y desacra­lización en el siglo XVIII. Los orígenes culturales de la Revolución francesa. Barcelona, 1995; DELU­MEAU, J.: El Catolicismo de Lutero a Voltaire. Barcelona, 1973; y LORENZO PINAR, E J.: Muerte y ritual en la Edad Moderna. El caso de Zamora (1500-1800). Salamanca, Universidad, 1991.

(6) Documentos que se hallan en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz, en adelante A.H.P.C., en la Sección Protocolos de Alcalá de los Gazules.

(7) GARCÍA FERNÁNDEZ, M.: Herencia y patrimonio familiar en la Castilla del Antiguo Régimen (1650-1834). Efectos socioeconómicos de la muerte y la partición de bienes. Valladolid, Universidad, 1995, pág. 148.

(8) En el capítulo de los préstamos a vecinos destaca D. Juan de Jerez Jiménez, presbítero, el cual decla­ra 49 deudas por este motivo, que oscilan entre los 15 reales de vellón y los 450, además de los prés­tamos de grano. El volumen de estos préstamos nos indica una economía saneada, unas propiedades importantes y una situación entre sus convecinos de privilegio, siendo la persona a la que todos acu­den cuando tienen una necesidad. En ocasiones estas deudas son perdonadas, si no totalmente, sí al menos una parte de las mismas, con la condición de repartir su importe o comprar ropa para los hijos de los deudores. A.H.P.C., Sección Protocolos de Alcalá de los Gazules, Libro 161, folios 55-69 y 85­-87.

(9) Prototipo del perfil del bajo clero rural. Vid., entre otros, CANDAU CHACÓN, M. L.: El clero rural de Sevilla en el siglo XVIII, Sevilla, Caja Rural, 1994; y SÁNCHEZ GONZÁLEZ, R.: "El clero rural del arzobispado de Toledo en el seiscientos: distribución, formación y conducta. Hispania Sacra, Vol. XLVI, (1994), págs. 427-447.

(10) DE LA PASCUA SÁNCHEZ, M. J.: op .cit., pág. 43.

(11) D. Cristóbal Muñoz de Medina, presbítero beneficiado, cura más antiguo y Comisario del Santo Oficio, realiza un poder mancomunado con su hermano con motivo de un viaje a Madrid, a depen­dencias del Consejo de la Villa y del común de sus vecinos. A.H.P.C., Sección Protocolos de Alcalá de los Gazules, Libro 276, 2 folios.

sábado, 4 de febrero de 2023

Contra los animales en las calles




Ismael Almagro Montes de Oca



    Durante el siglo XIX se produjeron varias epidemias que afectaron en distinto grado a Alcalá. Casi siempre se señalaba como posible foco de infección la coexistencia de animales como gallinas y cerdos con las personas en las mismas casas, por la falta de higiene y salubridad. Por eso, no es de extrañar que, en agosto de 1873, desde el Ayuntamiento se intentará erradicar la presencia de estos animales por las calles, prohibiendo: “Vagar por las calles de esta población cerdos en ninguna época del año por ser contrario y dañino su tránsito a las reglas de policía y salubridad pública.”

    Pero quizás, lo más llamativo, fueron las medidas que se tomaron para evitar que los animales domésticos, los perros concretamente, vagasen libremente, no solo como medida sanitaria, sino también por seguridad:

“Por lo que interesa al ornato público a la higiene a las personas y a la sanidad pública urgente es obra con la mayor energía para la estincion de los animales que vagan por las Calles de esta población: para extinguirlos y cortar a tiempo los males que pueden afligir al vecindario dentro del recinto de la población preciso es adoptar medidas que no solo tiendan a las necesidades más indispensables del hombre sino que también a proporcionarles la comodidad y el bienestar que los adelantos de la época y la civilización han introducido en los pueblos cultos y con este fin la Corporación por unanimidad acuerda el que no se permita…

…También queda prohibido y no se permitirá vagar sin collar y bozal que les impida morder por las calles públicas a los perros alanos mastines y de presa, debiendo estos últimos ser conducidos de una cuerda por sus dueños o encargados. El collar deberá llevar escrito de relieve el nombre del dueño. Los demás perros podrán vagar sin las prescripciones que anteceden; pero desde el quince de Junio hasta el quince de Setiembre, será obligación de todos los dueños el ponerles un bozal. Los contraventores de estas disposiciones deberán ser penados y multados por el Sor Presidente a quien se faculta en forma con arreglo a las disposiciones de la Ley Municipal vigente y dentro de la escala del articulo setenta y dos.” [1]

    Justo 150 años después, las medidas siguen siendo las mismas, aunque muchas veces, sigan sin cumplirse.



NOTAS

[1] Archivo Municipal Alcalá de los Gazules. Actas de sesiones del Ayuntamiento pleno. Legajo 41 (1873-1877) Libro 1. Sesión del 17 de agosto de 1873. folios 25 vto. a 25 vto.

sábado, 28 de enero de 2023

Ana Machado


Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos y de Nuestro Patrimonio 2005


Jaime GUERRA MARTINEZ 


     En Apuntes Históricos del año 2004 esbocé un comentario sobre la obra que Antonia Pacheco tiene entre la extraordinaria colección de exvotos del Santuario de Nuestra Señora de los Santos. 

     Hoy traigo al recuerdo a otra mujer, en esta ocasión del Siglo XX, doña Ana Machado Lamela “Anita Machado”. 

     Ana Machado Lamela nace el 26 de julio de 1910. Permaneció soltera hasta la edad de 44 años en la que contrajo matrimonio con don Antonio Fernández Sevilla el 14 de julio de 1954 en nuestra Parroquia de San Jorge. No tuvo descendencia y falleció el 24 de marzo de 1986 siendo enterrada en el cementerio de San Vicente de Alcalá de los Gazules. 

     Machado se recrea en el espacio exterior, la calle o el campo, la antigua baranda de San Juan de Ribera, el puente, la azotea, las macetas con flores, las calles de nuestra ciudad, nuestro entorno. Por eso, su espacio está lleno de luz, del verde de nuestros campos, del blanco de nuestra cal, del celeste limpio del cielo sobre la Coracha. Es un espacio bucólico en el que enmarca la desgracia. 

    Machado pinta las consecuencias del trabajo, el coche, la máquina excavadora. Destaca en primer lugar la causa del dolor, no el dolor mismo. Es como un alegato, una llamada de atención, casi una enseñanza. 


     El marco bucólico refleja la alegría, la esperanza, la ilusión, la fe en el milagro. No hay nadie que pide la ayuda. Suele ser la misma persona que sufre el accidente, consciente de la gravedad del momento, la que lo hace. 

     Todo ello lo conforma con colores básicos, pinceladas sencillas y formas redondeadas, con suavidad, con dulzura. 

     Machado se queda con la alegría de saber que no ha pasado nada, que todo ha salido bien, que el accidente no ha provocado daños irreparables. 

      Evidentemente como persona creyente, como portadora también de la fe de otros devotos, pinta a la Virgen, curiosamente siempre de rojo, sobre una nubecilla blanca. Sus “exvotos”, pequeños, llaman la atención por la particularidad del estilo y constituyen una pequeña colección muy singularizada. 

     Ana Machado, como el resto de los autores de exvotos del Santuario, es anónima, fuera de su ámbito familiar, del ámbito local en este caso. Formó parte de ese elenco de artistas domésticos que dan satisfacción sólo a los más próxima, y sus próximos son al mismo tiempo su público, los espectadores de un arte semi escondido que en la mayoría de las ocasiones termina en el olvido o en el cajón de la basura. 

     La suerte, o su Fe en la Virgen, materializada en multitud de bocetos de cuarto de baño con su imagen para poner encima de la puerta de entrada de las casas, le abrió el camino para el encargo del exvoto y su nombre sin quererlo y sin saberlo es hoy inmortal en nuestro Santuario.

sábado, 21 de enero de 2023

Bandoleros en la sierra





Ismael Almagro Montes de Oca



    Gracias a los viajeros románticos del siglo XIX que pulularon por Andalucía, ha perdurado en el tiempo la creencia de que el bandolerismo andaluz surgió a finales del siglo XVIII o principios del siguiente, cuando su existencia se remonta siglos atrás.

    Ya en las primeras décadas del siglo XVII encontramos bandoleros por nuestras sierras, y para nada coincidían con esa visión estereotipada que tenemos del bandolero como personaje épico que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, pues en realidad se trataba de auténticos forajidos sin piedad que sembraban el terror por donde pasaban.

    En los primeros días de septiembre de 1628, el cabildo alcalaíno recibió un aviso del Corregidor de Jerez dando cuenta de la existencia de muchos de ellos por aquellas tierras:

“bien les consta a ese consejo y vezinos el mucho daño que los forajidos de la siera hacen asi en las viñas olivares devorando bodegas robándolas y a los pasajeros que ay y pasan por la benta de calcasasin y llevan muger se las quitan y se las llevan a la siera de xeres y xibraltar quitándoselas a sus maridos como lo an hecho estos días no estando las vidas seguras”



    En la misma carta, el corregidor relataba cómo desde aquella ciudad habían salido algunos veinte y cuatro [1] con más de veinte escopeteros para perseguirlos, pero los forajidos se habían hecho fuertes en la zona del Tempul, donde se estaban concentrando, lo que suponía un grave peligro para toda la comarca, incluida Alcalá. Asimismo, avisaba que el día 10 se iba a iniciar una batida y pedía la colaboración del cabildo alcalaíno para que saliera una partida desde esta villa para poder cercarlos y capturarlos:

“… a parecido a la dicha ciud de xeres abisar a esta villa como a diez deste mes quiere salir el corregidor y llevar consigo la gente que pudiere para ver si los pueden coxer y para ello dize saldrá sobre tarde por la parte de los molinos de tenpul que al mismo tiempo esta villa haga lo mismo llevando quarenta o sinquenta onbres o los que paresiere de los mas versados en la siera de xeres y partes secretas donde no se puedan esconder y en los dichos molinos se an de juntar yendo unos por una parte y otros por otra para ver si con esta diligencia se pueden coxer en medio saliendo todos a un mismo tiempo que en hacerlo se le hase un gran serbicio a su magestad limpiando toda la sierra de tan mal gente como son estos levantados y si no pone luego remedio a ello por andar muy desbergonsados y sin temor de la justicia se entraran en todos los lugares comarcanos como lo hacen llegando a las carseles y sacando los presos que por semejantes delitos estan presos y asi pues a todos ynporta el castigarlos y limpiar la dicha sierra ayudándose unos a otros se harán mucho mejor y a lo pide a esta villa acuda a lo suso dicho” [2]

    En vista de este llamamiento, se decidió que el corregidor, junto con D. Bartolomé de Trujillo, alcalde ordinario, y de D. Antonio de los Cameros, alguacil mayor, reunieran cincuenta hombres o más para acudir el día estipulado hasta el Tempul. Del mismo modo, se acordó que el regidor D. Gómez de Molina se ocupara de enviar de comer a todo el destacamento durante los días que anduvieran en las sierras persiguiendo a los malhechores, corriendo el Concejo con todos los gastos.

Xeres de la Frontera. Grabado de Joris Hoefnagel


    Por noticias posteriores, sabemos que la petición del cabildo jerezano venía acompañada con una orden del Duque de Medina Sidonia y otra del licenciado D. Bartolomé Morquecho, oidor de la Real Chancillería de Granada, nombrado juez para limpiar estas sierras de bandoleros. [3]

    Efectivamente, la partida de Alcalá salió hacia el Tempul, pero no el día 10, como en un principio estaba acordado, sino el día 3 de noviembre, al frente de la cual figuraba el capitán D. Pedro de Estrada Heredia, regidor, quien narró su periplo:

“salió desta villa el viernes en la noche que se contaron tres deste mes de ne y salió con quarenta escopeteros yendo amarecer al moxon alto de fraja sobre el brabillo que dicen el lomo de las guardas ques la moxonera que a dividido este lugar y xeres de la frontera en que se ocupo quatro días con toda la dicha xente comunicándose con franco pacheco de narvaes veinte y quº de la ciudad de xeres q asiste en la dha siera con comison del dho oydor y asi anduvo en ella por la dha pte dentro en la dha siera de xeres y con él buscando algunos delinquentes y foraxidos de la dha siera por las partes mas sospechosas della y viniendo en seguimiento de algunos por tener noticia benian por la dicha siera del marufo y la sauseda y moracha y no teniendo rastro dellos no q (¿?) esos quº días antes que abian pasado a las sieras de la ciudad de Gibraltar se vino a esta villa el martes en la noche que se contaron siete deste mes que fueron quº dias los que se detuvo en la dicha siera” [4]

    La persecución de estos forajidos resultó infructuosa, aunque al menos consiguieron que abandonaran la zona, huyendo hacia Gibraltar.

    En realidad, la presencia de bandoleros en las sierras nunca desaparecería y solo se tienen noticias cuando el número de estos era tan considerable, que se consideraba un peligro para la convivencia, como es el caso que hemos visto o como sucedió varios años más tarde, en abril de 1636, cuando estos forajidos estaban mucho más cerca de la villa de Alcalá, obligando al cabildo a tomar medidas, en los mismos términos que la vez anterior:

“por quanto en las sieras del termino desta villa andan mucha cantidad de bandoleros y andan por los hatos del termino robándolos y desnudando las personas que en ellos hallan de forma que los vesinos andan atemorisados y no se atreven muchos a salir a sus haciendas ni quedarse de noche en ellas por el daño que les resulta y es nesº limpiar el termino y enviar escopeteros que linpien la siera a como otras beses se a hecho y pª ello se nonbra a don Antonio de los camos algl mayor desta vª para que busque quarenta escopeteros que vayan en su compañía para que linpien la siera porque asimesmo se tiene noticia que salen los lugares comarcanos a limpiar sus términos y para ello a la gente que llevare se les de de comer y se les libre lo que gastaren en comida de los propios del qº y a las personas que fueren no se a dar cosa ninguna y asi se acordó” [5]




NOTAS

[1] Cargo existentes en algunas ciudades, equivalente a concejal

[2] AMAG. Actas sesiones Ayto. pleno. Legajo 8 (1626-1637) Cabildo del 8 de septiembre de 1628. Folios 168 vuelto a 169 vto.

[3] Ib. Cabildo del 9 de noviembre de 1628. Folios 178 vto. y 179

[4] Las actas no recogen nada referente al cambio de fecha.

[5] Ib. Cabildo del 25 de abril de 1636. Folio 421 vuelto. Durante los días que duró la persecución, se gastaron 389,11 reales en la manutención de los que salieron a perseguir a los forajidos. (Cabildo del 29 de mayo de 1636. Folio 426)

sábado, 14 de enero de 2023

Huellas Arqueológicas




Artículo publicado en la revista
“Velada y Romería en honor de Ntra. Sra. de los Santos”
Publicada por el Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules
en septiembre de 1980

(NOTA: Las fotografías no se corresponden con el artículo impreso)



JAIME GUERRA MARTINEZ



    Ocurre que, siempre que deseamos saber un poco de la Historia de Alcalá, ésta, al ceñirse solamente al casco urbano, parece detenerse equivocadamente por supuesto, en la dominación árabe. Este hecho está en muchos aspectos justificado. Son bastantes las huellas dejadas por los civilizadores africanos en nuestro suelo y a ellos debemos el elemento arquitectónico más importante que conservamos: la Torre de Homenaje de la Alcazaba de los Gazules, de estilo almohade, aunque el revanchismo de invasores, la ignorancia, el abandono y la falta de responsabilidad local la hayan llevado a un estado de lamentable ruina. Sin embargo, la historia de Alcalá no comienza en la Dominación Árabe, ni tampoco con la Reconquista. Eso sería ignorar parte de la misma.

    Desde que el suelo andaluz, tras estar sumergido en la época secundaria, comenzó a emerger como consecuencia de los movimientos de la corteza terrestre en el período terciario, el hombre primitivo empezó a pisar y sembrar de huellas estos territorios. Prueba de ello es el cráneo hallado en Gibraltar que, según Baule, pertenece al tipo Neanderthal, correspondiente al período postplioceno un poco avanzado. Vivirían de la caza y el pastoreo y, andando el tiempo, se mezclarían con otras tribus llegadas del mar, dando origen a los Turdetanos, que serían los habitantes de las Cuevas del término de Casas Viejas.

    El territorio de la provincia de Cádiz es venero de antigüedades de todos los tiempos. La riqueza del suelo, la benignidad del clima hicieron que esta zona fuese siempre deseada por pueblos adelantados y prósperos. Numerosas estaciones prehistóricas, como cuevas y abrigos al aire libre, están repartidos por los ramales de las dilatadas sierras que cruzan y limitan la provincia, coronada por el gigantesco cerro de San Cristóbal. Pero, es precisamente en las sierras que circundan la depresión tectónica del Barbate, en las gargantas orientadas hacia la Laguna de la Janda, donde se establecieron los pueblos primitivos. Alcalá de los Gazules tiene claras muestras de esa presencia, como se ve en La Laja de los Hierros y en el Peñón de la Aljibe.

    La Laja de los Hierros está situada hacia el norte de la depresión del Barbate, en la linde con el término municipal de Medina Sidonia. Se trata de una extensa peña al nivel del suelo. En un principio, se creyó que se trataba de un registro o archivo de los hierros con los que los ganaderos señalan a los toros o caballos, por el parecido que guardan algunos de los signos grabados en las piedras. Tiene la Laja, según Cabré, dos partes: una inferior, casi horizontal, y otra más elevada, ligeramente inclinada sobre la anterior. Su extensión superficial viene a ser de unos cincuenta metros de perímetro y toda ella cuajada de grabados. Se comprende que el pueblo que grabó la piedra tenía en gran estima sus monumentos, ya que labraban, para su mayor conservación, una serie de surcos con el fin de encauzar las aguas y que éstas, al resbalar sobre la piedra, no erosionasen los signos grabados. Además, en la línea media de La Laja, están tallados escalones con el fin de que, subiendo por ellos, no se pisen los signos. No está claramente determinado el pueblo autor de los mismos, aunque en algunos se ve el carácter de cierta pintura neolítica.



    De forma distinta es la Cueva del Peñón de la Aljibe. Está situada en la cima de un peñón y se trata de una cavidad rectangular de diez metros de largo, cuatro de ancho y tres de profundidad, a la que dan acceso dos escalones dispuestos en el ángulo este. Hacia el centro de la pared, hacia el noroeste, una puerta abierta también en la roca, de forma trapecial y dintel redondeado, comunica, con un recinto circular de paredes ligeramente cónicas, que acusan un diámetro medio de 1,75 metros. A continuación, se abre un estrecho corredor de paredes, verticales que comunica con otra segunda cámara, análoga a la primera en forma, disposición y tamaño. Una escalera que corre de norte a este y dobla hacia el sur facilita la entrada a este extraño monumento. Sobre la gran excavación rectangular se descubrieron hasta 36 cazoletas cavadas en la roca. En realidad, no se sabe de qué puede tratarse esta construcción. Sólo una excavación metódica de la tierra depositada en sus recintos podría poner en claro la utilización de este monumento.

    De época proto medieval son las tumbas del Cerro de las Sepulturas, situadas a unos 9 kms., de Alcalá, hacia el N.E., en los terrenos conocidos por la Dehesa de Escobar. Labradas toscamente en las grandes rocas graníticas que forman un monte, aparecen muchas sepulturas de variado tamaño. Las mayores miden aproximadamente 2,15 metros de largo por 0,70 m., de ancho por la cabecera y van estrechándose suavemente hasta los pies. La mayor parte de ellas están cubiertas por grandes bloques de piedra y dentro de las mismas sólo se han encontrado restos humanos.

    No son pocos los restos de la presencia romana en nuestros suelos. Consta que Alcalá acuñó moneda bilingüe y que en los muros de su castillo había embutidas tres lápidas romanas en el año 1845, pero no han podido ser recobradas. También, en las inmediaciones de nuestra ciudad, fue hallado en 1867 el célebre Bronce de Lascuta, redactado en el año 189 a. de C., y que en la actualidad se conserva en el Museo del Louvre.

    Es notable señalar también un pedestal romano con inscripciones visigóticas, que se encuentra en la Iglesia Mayor y que constituye la única muestra de los objetos encontrados en las excavaciones llevadas a cabo por Albisu. Dichos trabajos permitieron al célebre arquitecto gaditano recomponer en un manuscrito la planta de una Basílica, que sin duda pertenecía a un cementerio visigodo sobrepuesto a otro romano. Un error capital hizo que la exploración arqueológica, llevada a cabo en las Correderas, en el Corral de las Bóvedas, a la falda del Palmitoso en 1800 por Albisu, se emprendiese con harto entusiasmo y decayesen pronto con grave perjuicio de la ciencia histórica.

    Desgraciadamente han sido muchos los objetos, testigos mudos de nuestro pasado, que han desaparecido. Por ello, no sólo debemos conservar con gran celo los que tenemos, sino que habría que fomentar y apoyar todas las posibles alternativas que se ofreciesen para rescatar del subsuelo esos signos vacíos y sin carne, pero que resuenan como caracolas con rumor de historia.





BIBLIOGRAFIA

ROMERO TORRES. Catálogo Monumental de España.

JUAN CABRE Y HERNANDEZ PACHECO. Avance al estudio de las Pinturas Prehistóricas en el extremo sur de España. Museo de Ciencias Naturales. Madrid, 1914.

PELAYO QUINTERO ATAURI. Cádiz primitivo: primitivos pobladores, hallazgos arqueológicos. 1917.

ANTON SOLE. Historia Medieval de la provincia de Cádiz a través de sus castillos.